Páginas

11.4.12

EL HUERTO - Los primeros días

Me apetece compartir desde el blog la experiencia de llevar un huerto, contando con que parto de cero y todo lo que hago desde ahora es aprender. Por si a alguien le interesa aprender conmigo!


Desde hace tiempo que deseaba tener un huerto ecológico, pensaba en lo maravilloso que sería comer sano y cultivarlo con mis propias manos, sobretodo desde que regresé al pueblo donde (fíjate qué contradicción) no hay mucha opción de consumir ecológico sin desplazarse a la gran ciudad.

El año pasado, sin embargo sí conseguí fruta y verdura gracias a un agricultor de Pina que trabaja de esta forma y que me suministró durante los meses de verano. Esto hizo que mis ganas de tener un huerto propio se reforzaran todavía más, la calidad de lo que comimos no tenía nada que ver con la que se encuentra en las tiendas, todo era más intenso en sabor y olor y en consecuencia las comidas mucho más buenas. Si consumes ecológico te das cuenta que, más allá de las razones que te mueven a querer conservar el medio y no favorecer a la química imperante simplemente ESTÁ MÁS RICO.

Todas estas cosas estaban en mi cabeza pero no tenía opción de ponerme un huerto porque no tenía dónde. Sin embargo, como si de la ley de la atracción se tratase, un día de repente me llega la oportunidad. (Podéis ver una entrada del año pasado donde comento lo del huerto aquí). Así que por supuesto no iba a desaprovecharla. El terreno era un campo sembrado de alfalce que labramos y preparamos para el huerto (bueno, esta primera parte de preparativos le corresponde más bien a mi primo y mi tío, que se curraron un riego por donde pasa el agua y que utilizamos para regar el huerto por partes gracias a unos tubos). También tuvimos que preparar la tajadera con mortero y piedras, en esta parte del proceso yo estaba alucinada de la de cosas que estaba aprendiendo...


Como veis en las fotos se trata de un viejo almacén con una pared cubierta de parras, el primer día fui a podar las parras y aquello se veía muy desangelado pero ahora les están creciendo hojas nuevas y da gusto verlas. 


Lo primero que hicimos fue sembrar las tomateras, labramos una serie de bancales donde ponerlas cubriéndolas todas con una botella cortada por el fondo para protegerlas de pájaros y caracoles, así como del aire que pega muy fuerte por esta zona. Otro invento que despertó mi admiración por lo sencillo y eficiente que es ha sido el riego con tubos y macetas. Para seleccionar la zona que vamos a regar tenemos unos tubos repartidos por los distintos sembrados, y la forma de abrirlos y cerrarlos es a través de unos tapes fabricados con macetas rellenas de cemento y un palo de hierro que hace de asa.  Aguanta cuando se llena la acequia y además, en el caso de que una zona ya está bastante llena pero queden las demás por regar pones la maceta en el tubo correspondiente y listo.

Con el tiempo me gustaría aplicar el riego por goteo, pues es una forma de asegurar que a las plantas les llega bien el agua, además de que no se desaprovecha tanto como en este caso.

 
También plantamos cebollinos, que es lo mejor que hemos hecho, están muy pitos desde el primer día. Sin embargo cuando me puse a plantar las acelgas, lechugas y borrajas lo hice tan mal que a los pocos días casi todo estaba marchito… fue así como me di cuenta de que los bancales eran demasiado hondos y no les estaba llegando el agua a las pobres plantas. Los quité directamente y regué a manta como con las cebollas, he recuperado gran parte de la cosecha pero otras pocas plantas no han resistido.

Sin embargo las tomateras están muy bonitas, ya despojadas de sus botellas saludan al sol con las hojas abiertas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario