Leyendo un libro sobre Galileo
(BIXBY, William: El Universo de Galileo Y
Newton. Barcelona: Editorial Timun Mas, 1966) encontré esta ilustración. Se trata de un
manuscrito iluminado del siglo XV que representa un ingenioso mecanismo llamado
el Reloj de la Sabiduría. Aunque
durante el Renacimiento ya se conocían relojes de pesas, no eran lo
suficientemente precisos como para medir los experimentos.
Es por esto que para medir el
movimiento de los objetos Galileo utilizaba un recipiente lleno de agua en cuyo
fondo había soldado un tubo de diámetro muy pequeño que dejaba salir un chorro
fino de agua. Recogiendo el agua en una taza durante el transcurso de cada
descenso de una esfera sobre un plano inclinado, se podía comprobar que variaba
la cantidad de agua recogida y por lo tanto se deducía así que variaba también
el tiempo de descenso al cambiar la inclinación del plano.
Hay un detalle en esta
ilustración que me parece importante, se trata del crucifijo que corona la
construcción del reloj y que es una prueba más de la falta de dicotomía entre
ciencia y religión en aquella época.
Pero sobre todas las cosas en
esta ilustración me puede la ornamentación, la columna que abre dos bóvedas al
fondo y parece sustentar toda la imagen, el zócalo con sus motivos vegetales,
el uso del dorado en muchos detalles, la fisonomía de los personajes y sus
ropas así como el entramado y la forma del reloj, una iglesia en
miniatura. Incluso la ventana redonda que rellena a la perfección el espacio
vacío de la izquierda, o el personaje que se ve al fondo asomado desde un pasillo
luminoso. O los motivos vegetales que enmarcan la imagen.
También encontré estas dos
ilustraciones que me absortan...
Ambas están trazadas por Andreas Cellarius, la primera en 1660, veinte años después de la muerte de Galileo,
representa una sección transversal del cosmos, según las concepciones de
Aristóteles. La Tierra ocupa el centro y está rodeada por esferas concéntricas
de cristal en las que se hallan fijos el sol, la luna y los planetas.
La segunda representa el universo
descrito por Copérnico y muestra el Sol en el centro, rodeado por las órbitas
circulares de Mercurio, Venus y la Tierra. Después de la tierra vienen los
demás planetas que pueden verse a simple vista: Marte, Júpiter y Saturno. La
Tierra y Júpiter tienen lunas en órbita a su alrededor. Merece la pena echar un vistazo a
algunas de las representaciones que este matemático y cosmógrafo alemán hizo
sobre el universo.
Mi lista de tesoros quiere ser una recopilación de imágenes, trabajos, objetos, textos... por los que siento admiración e inspiración.
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